martes, 4 de enero de 2011

sábado, 16 de octubre de 2010

...C.T.M...

¿Y quién de nosotros no ha dado una segunda oportunidad?, ó ¿a cuántos nos han dado una? Las relaciones humanas son ricas en conflictos, altibajos y giros, sólo comparables con una montaña rusa. Unos días amanecemos extraordinariamente felices porque no hay que ir al trabajo o amanecemos amargados porque hay pico y placa y toca irse en el mal necesario Bogotano, Transmilenio.

Pero así somos, así hemos vivido nuestras existencias y parecemos a gusto con estos vaivenes. Tenemos amigos divertidos, aburridos, obsesivos, estrictos, vagos, genios, cursis y hasta los tenemos de otros “bandos” ideológicos, eso hace parte de nuestra realidad; porque es allí, en estos conflictos, en estas oscilaciones; que hayamos el sentido a estar vivos.

Pero retomando un poco la idea con la cual inicié este escrito, ¿quién de nosotros estuvo cuadrado, la relación después de determinado tiempo se terminó por cualquier motivo y luego de tres días de pena moral le pidieron otra oportunidad y la dio?; si no todos pertenecemos a este grupo, correspondemos entonces al grupo de los que pedimos la oportunidad. Sea que nos haya sido concebida o no, la oportunidad, todos de alguna u otra forma hemos estado sometidos a esta situación en particular, sea con novias, amigos, relaciones laborales, etc.

Pero analicemos bien la situación; ¿qué nos motiva a convertir una relación de amistad, en una relación de algo más que amigos? está el gusto físico claro, pero va más allá; hay pequeños detalles que acompañan este acto de voluntad. Sean considerados cursis o no, cosas como la mirada, el olor, el humor y no hablo de si huele bien o no, sino de si con esa persona nos reímos y compartimos momentos que nos hacen sentir bien, o que simplemente el día menos esperado te dijo la palabra indicada en el momento indicado.

Todo este proceso de enamoramiento es algo que vivimos intensamente, y así seamos de pelo en pecho y de barriga cervecera; no podemos negar que es gratificante y llena el alma. Obvio, muchos hombres se sentirán traicionados ya que revelo que sí hay un corazón detrás de nuestra dura fachada, pero… ¿qué hago?, es la verdad.

Mujeres, ustedes mejor que nadie aceptan esta realidad y ¡hasta le han puesto nombre!: ¡Sentir mariposas! Para nosotros la descripción más cercana podría ser el vacío que sentimos cuando nos hacen el examen para saber si somos aptos para el Ejército.

Aclaro, no es que no vivíamos esa realidad, sólo que no sabemos como expresarla o entenderla (?). Y así, embarcados en una relación, nos brindamos a la otra persona, abrimos nuestro corazón y empezamos a construir algo juntos; realidades compartidas, llegamos incluso a preguntar cómo hemos vivido nuestras vidas sin aquella persona. Sin embargo llega el momento en que después de cierto tiempo, y por falta de comunicación (el mal al que culpan casi siempre) o por otro motivo sea cual sea, la relación llega a un punto en que ambos saben que va a acabar, pero el miedo a estar solo y la costumbre (males que sí tienen la culpa de muchos matrimonios) hacen que este momento se dilate en el tiempo.

Dilatación que no es buena ya que únicamente aumenta el dolor. Sin embargo, llegamos al momento en que ya es, y me permito citar a mi padre: “Impajaritable” o sea ineludible, y al mal paso… Y justo en ese momento en donde ocurre un proceso mental del paso de información del subconsciente al consciente. ¡Todo lo malo sale a flote! O todo de lo que el amor como filtro UV nos protegía, ahora es lo que nos ha llevado hasta ese amargo momento.

Y sí, ¿quién no ha llorado por un amor que ya no está?, ¿y quién no intentó ahogar penas en alcohol sin saber que estas nadaban?, pero bueno, con todo y esto y el duelo y los días de pena moral, sobrevivimos. Dicen que todo aquello que no nos mata, nos hace más fuertes. Tal vez sea así.

El caso es que después de re-emprender la vida en soltería unos logran hacer de su pasado, realmente eso: un pasado, un momento que ya no afecta el presente; pero hay otros tantos que en pleno re descubrimiento, ven que su ex – pareja pasa malos momentos o que ellos mismos sienten que a pesar de todos sus defectos, pues realmente algo es rescatable, o simplemente el síndrome de “peor es nada” ( Será otro escrito), empieza su malévolo efecto y es que la creencia en no encontrar algo mejor, empieza a pesar y es mejor estar con el o la que por lo menos me “entiende” a estar solo, además ¡que hartera estar solo!. ¡Qué pasa con nuestra autoestima!

En fin, digamos que se llega a un acuerdo mutuo en donde YO me comprometo a esto, aquello y el OTRO se compromete a otras tantas cosas que se han negociado en un marco de días y semanas, en donde los derechos de la relación se han venido re-adquiriendo, este proceso de renuncia+bonos, hace que se vuelva al estado previo de la relación, y citando una de las tesis de CTM, "No podemos seguir juntos si sospechamos mutuamente." En esta sencilla frase encontramos la clave de por qué en adelante la relación es más vulnerable que antes. La mutua sospecha es la barrera que se construyó junto con el pliego de peticiones y puntos a cambiar. ¿O no?

Las famosas “echadas en cara” no son más que “un botón para la muestra”, es recuperar del pasado algo para dañar el presente y enfatizar que no hay futuro. Pese a ello, habrá quienes basados en el perdón verdadero (No el de perdono pero no olvido), logran sobrepasar dichos muros y tener una relación mejorada por la crisis, y creo firmemente que ambas situaciones nos son identificables.

Pero bueno ¿y qué si este proceso humano y ahora consciente es un conocimiento que se puede trasladar? ¡Sí!, trasladar del mundo de la emotividad al mundo contante y sonante de los negocios. Ese proceso del cual hemos excluido toda nuestra sensibilidad y hemos privilegiado la racionalidad pura. Locura, tal vez, pero también es cierto que cuando se vive bajo un paradigma no se sabe de este hasta que se entra en otro. Por eso quiero que me acompañen en un descubrimiento en donde toda nuestra experiencia en relaciones fallidas se pondrá en uso.

martes, 13 de abril de 2010

miércoles, 30 de septiembre de 2009

miércoles, 16 de septiembre de 2009

lunes, 8 de junio de 2009

Misa de Gallo

Me levanto de la banca fría, me despido con la mirada de las personas a mi alrededor, soy casi el último en salir, la noche fría ha hecho que todos en aquel recinto enmudezcan y salgan presurosos a departir con sus familias lo que resta de la noche; aunque es una noche para celebrar pareciera solo un día más; un, dos, tres… cuento los escalones al salir de la iglesia, levanto la mirada y veo a las personas desvanecerse en el horizonte, el frío hace que mis manos busquen los bolsillos de mi abrigo, están calientes como esperaba, camino por la acera mirando al suelo, derrepente, “Veritatem dies apelit”- El tiempo descubre la verdad, mis manos no encuentran nada, mis bolsillos estan desocupados, -he olvidado mi reloj-. Mi corazón late mas fuerte, ya no tengo la sensación de frío en mi cuerpo, doy marcha atrás y camino rápidamente esperando que la iglesia no se encuentre cerrada ya. Perder el único recuerdo que tengo de mi padre sería perder su presencia, sería dejar que el tiempo borrara lo poco que aún me queda de el en mi. Ya veo las puertas de la iglesia, aún esta abierta! Aunque extrañado me alegro porque puedo recuperarlo; subo los escalones y como si hubiera encontrado una pared invisible impidiéndome el paso, rompo mi caminar y oigo un llanto, es una mujer, llora desesperadamente, entro sin ser visto estoy en la nave lateral de la iglesia y me escondo detrás de una columna desde allí veo no solo el reloj por el cual vine, sino también una escena que me cautiva. Una mujer de rodillas en el confesionario llora desconsoladamente, pareciera que su llanto es quien causa la oscuridad desde donde contemplo la situación. No logro entender por más que me esfuerzo lo que ella entre sus quejidos dice, guardo el mayor sigilo y trato de moverme lo menos posible, por alguna razón no quiero ser visto o siquiera interrumpir a aquella señora, que ahora viéndola bien parece ser mi vecina; si es ella. Ya han pasado 10 minutos y sigo detrás de la columna, no hay señales de nadie más. Derrepente, como si el castigo impuesto por el sacerdote hubiese sido mucho mayor a lo esperado, la mujer sale desconsolada y aprisa de la iglesia, espero unos segundos más y veo al sacerdote salir del habitáculo de confesiones. Un momento, miro de nuevo y veo que aquella persona no es el cura, ni siquiera lleva vestiduras eclesiásticas, no logro reconocerlo, sin embargo camina hacia la salida de la iglesia y con asombro he logrado saber quien es; mi vecino. Mi pensamiento no logra entender lo sucedido, las imágenes de mi vecina saliendo en llanto de la iglesia se repiten una y otra vez, no entiendo que sucede. Ya han pasado 5 minutos desde que mi vecino salió, camino hacia donde hacía unas horas había estado sentado en aquella misa, tomo el reloj por la cadenilla dorada y lo guardo en mi bolsillo. Camino hacia la salida tengo un deja vu, mi mente no deja de intentar entender lo sucedido. Bajo los escalones de la salida esta vez no miro al horizonte, el piso es lo que miro. Antes de llegar al último escalón, siento una mano alcanzar mi hombro, no he gritado simplemente porque mi cabeza está en otro lugar tratando de descifrar los hechos. Me doy vuelta y es el sacerdote. No entiendo que sucede, donde se encontraba el?, como no he notado su presencia antes?, habrá el estado mirándome siendo testigo de aquella escena?, antes de disculparme y dar una explicación de porque me encuentro todavía en la iglesia el se dirige a mi e interrumpe lo que iba a decir. Dios ha permitido que hayas presenciado esta situación, para ti muy confusa pero que a la vez te abre una puerta a que conozcas algo que jamas te habrías imaginado –recuerda- todo pasa por algo en la vida, nada es casualidad; aún más confundido me encuentro ahora pensé. Sin darme espacio a responder algo, prosiguió – hoy, aunque no he sido yo quien a recibido la confesión de aquella mujer, he sabido después de muchos años, algo que solo pude haber confirmado con la situación que presenciaste. Hace mucho tiempo ella, la mujer, tu vecina, dio a luz a un hijo. Para aquella época el hombre que viste salir de la iglesia esta noche era su marido, yo mismo pronuncié sobre ellos las palabras hasta que la muerte los separe. En el pueblo se rumoreaba de la paternidad de la criatura, las mujeres en corrillo se reunían a decir que aquel niño no era de padre que se le imputaba. Sin embargo y por causas que aún yo desconosco esta pareja se separó y el niño fue dado a una mujer quien cuido de el. El tiempo borro de la mente del pueblo aquella relación y aún hoy muchos se sorprenden al saber que en algún momento ellos dos significaron algo el uno para el otro; pero hoy después de todo este tiempo solo se que aquella confesión no debía haberla recibido yo sino aquel hombre que después de un tiempo siempre dudo en su corazón lo que ya muchas personas habían dado por cierto. Ese hijo no era suyo.- . No entiendo –le dije al sacerdote, no comprendo porque usted me cuenta esto a mi?. Y sin más que un gesto gentil en su rostro se dirigió a mi y concluyó – No te preocupes hijo, ““Veritatem dies apelit”.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

miércoles, 25 de abril de 2007

domingo, 11 de marzo de 2007

lunes, 5 de febrero de 2007

Divertido Código para paginas web

Copia las siguientes líneas y pegalas en la barra de direcciones en tu internet explorer; pegalas mientras estas navegando en una pagina que tenga muchas imagenes.

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jueves, 1 de febrero de 2007

viernes, 22 de diciembre de 2006

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IDentidad

jueves, 21 de diciembre de 2006

Déjà vu

Articulo de El Tiempo.com donde se explican las razones cientificas de este fenómeno.

http://www.eltiempo.com/ciencia/noticias/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3375767.html

martes, 19 de diciembre de 2006

Audi

Hecho x mi

jueves, 7 de diciembre de 2006

"Reality is merely an illusion, albeit a very persistent one."
Albert Einstein
"The easiest thing of all is to deceive one's self; for what a man wishes he generally believes to be true."
Demosthenes

lunes, 4 de diciembre de 2006

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